El sistema de cloración salina, para la generación de hipoclorito sódico mediante el uso de una célula electrolítica para su obtención, está basado en tres elementos comunes:
- Agua.
- Sal común (cloruro sódico).
- Electricidad.
Para que el proceso tenga lugar es necesaria la presencia de sal en el agua. Existen en éste punto dos posibilidades: usar agua suavemente salada (mediante la adición de cloruro sódico al agua del vaso) o contar con la presencia de agua de mar.
La concentración de sal necesaria es mínima: 5.500 ppm. Es un nivel de salinidad similar a la lágrima del ojo humano. Es necesario tener en cuenta que la salinidad del agua de mar es más de seis veces superior, aproximadamente 35.000 ppm.
En el proceso se generan un gran número de poderosos agentes desinfectantes:
- Hipoclorito: A partir de la electrólisis del cloruro sódico.
- Oxígeno: Es un producto de la hidrólisis del agua que colabora en el proceso de destrucción de organismos secundarios.
- Ozono y oxidrilo radical: Se producen en las reacciones que ocurren en el cátodo y el ánodo. Ambos son poderosos desinfectantes.
Éste sistema de cloración salina o electrocloración presenta numerosas ventajas tanto en las condiciones de uso como de mantenimiento de la piscina:
- 100 % de ahorro en hipoclorito sódico.
- 80% de ahorro en trabajos de mantenimiento. Solo es necesario limpiar los electrodos para asegurar un correcto funcionamiento del equipo. Existen modelos totalmente autolimpiables
- No se precisa la manipulación, siempre peligrosa, de cloro químico. Al eliminarse éste producto se evita el almacenamiento del mismo con lo cual disminuimos el riesgo de incendio o explosión.
- La sal es un antiséptico suave y natural que no destiñe los trajes de baño ni estropea el cabello.
- No se produce irritación en la piel ni picores en los ojos.
- Eliminamos el olor y sabor tradicional del cloro.
- En definitiva, el baño resulta mucho más confortable y agradable.